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Música para hacer historia


Si bien no fue una de las mayores catástrofes marítimas de la historia, si es de las más afamadas, ya que la historia del Titanic, enganchó a muchos desde su trágico hundimiento por los múltiples misterios y leyendas que esconde.

Hoy nos centraremos en la orquesta que iba a bordo del que muchos llamaron, 'El buque de los sueños'. Un elenco formado por 8 músicos se convertirían esa fatídica noche en verdaderos héroes para la sociedad de entonces hasta hoy.



·Wallace H. Hartley, de Dewsbury / Director de la banda.
·Roger Bricoux / El chelista.
·Fred Clarke, de Liverpool
·P.C. Taylor, de Clapham.
·G. Krins, de Brixton
·Theodore Brailey, de Notting Hill.
·Jock Hume, de Dumfries
·J.W. Woodward, de Headington, Oxon.

Cuando se produjo la colisión con el iceberg, a las 23.40 horas del domingo 14 de abril de 1912, muchos pasajeros ni siquiera se percataron del choque, dormidos plácidamente en su camarote. La mayor parte de la tripulación se había retirado a sus aposentos después de la cena, ya que ese día no había baile y la orquesta había terminado su jornada. Pero los músicos fueron de los primeros miembros de la tripulación en actuar frente al desastre. Según se recoge en el volumen de Geoff Tibballs 'El Titanic: La extraordinaria historia del barco a prueba de naufragios' (Club Internacional del Libro, 1997), poco después de medianoche el violinista británico Wallace Hartley, de 33 años, se aposentó en la entrada delantera de primera clase con sus siete músicos para calmar a los pasajeros que empezaban a inquietarse. Cuenta la leyenda que algunos perdieron un tiempo valioso para alcanzar alguno de los botes salvavidas, ensimismados ante las canciones de la banda. Lo que sí es cierto es que muchos encontraron allí el consuelo que otros buscaban en los religiosos que había en el barco.


A la 1.15 horas, el Titanic dio un repentino bandazo que aumentó la inclinación de la cubierta hasta hacerla casi inestable. Sin embargo, la banda seguía tocando, con una dignidad irreprochable. Sonaban 'quicksteps', marchas, valses y, en definitiva, una selección de la música popular del momento que iba de Strauss a Gilbert y Sullivan o 'ragtime', el sonido de moda, un ritmo para piano bailable y alegre que más tarde inspiraría a figuras del jazz como Fats Waller, Willie 'The Lion' Smith, Count Basie o Duke Ellington. El libro 'Titanic: El final de unas vidas doradas' (Lumen, 2012), escrito por el experto en la tragedia Hugh Brewster —su trabajo junto a Robert Ballard en 'The Discovery of The Titanic' sirvió de inspiración a James Cameron para su película—, coincide en apuntar que aquella noche sonaron temas ligeros y festivos como 'Alexander’s Ragtime Band'





A las 2.10 horas, el director de la banda 'liberó' a sus músicos. Sin pestañear un instante, los siete miembros restantes siguieron en su puesto. Se ha especulado con que la última canción que sonó pudo ser el himno 'Autumn' o 'Nearer, My God, to Thee'. En cualquier caso, debió ser una melodía que los músicos conocieran bien, pues ya no había luces y el barco estaba totalmente inclinado.

Ninguno de los integrantes de la banda sobrevivió al naufragio, su director Hartley fue despedido como bien merecía, ya que su funeral en Inglaterra contó con la presencia de miles de personas. 
A pesar de ser considerado como un héroe en su país, la naviera White Star Line le cobró a su familia por el coste de la pérdida de su uniforme.

Para mi modo de ver, la tragedia del Titanic no esta tan lejos de la realidad, hoy en día son muchas las personas, que viajan en la vida eligiendo su "Buque de los sueños", poniendo rumbo a una travesía donde no sólo tropezarán con un iceberg, quizás sean varios, y aún así sigan luchando para mantenerse a flote. Tal vez porque los que tienen el poder, solo escojan unos cuantos botes salvavidas para un superior número de soñadores y el resto tristemente, acabarán con uno de los chalecos salvavidas, que aunque agarrándose a su sueño comiencen a hundirse, tarde o temprano, acabarán helados.

Soy de quedarme con lo bueno de las cosas, así que quizás haya que plantearlo de otra manera.... El mundo está lleno de Titanic, cargados con millones de personas llenos de esperanzas e ilusiones desde el comienzo de su travesía, siendo conscientes muchas veces que quienes tienen el poder de darnos un bote salvavidas, nos ofrecen un chaleco, y aún sabiendo que podemos hundirnos, disfrutaremos de cada momento de la travesía, para que al chocar con algún iceberg, estemos preparados para dejar helado al mundo con nuestra alegre e infinita melodía.

Adrián Aguiar.

Fuentes Web:
  • www.elmundo.es
  • wikipedia.org
  • www.youtube.com